Esa locura de musgos y helechos
Que pueblan las montañas
De tu cuerpo
Hacen naturalmente
Que mis aguas emerjan
Con toda ternura
Y me deshago en deseos
De descender por las laderas
De tu cosmos
Como si fuese un meteoro
Que encandece al roce
De la atmósfera.
Que el baño de caricias
De tus nubes llegue
Desde tus cuatro costados
A mi ser.
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