Para mi ángel negro,
Mi bebé tierno,
Mi luz, mi lámpara, mi sol,
La bocanada de aire en mi espíritu enrarecido,
Para mi agónico suspiro,
Para mi amor:
Que tu dulce sonrisa permanezca
Por los siglos de los siglos igual
Y que la luz al fondo de tus ojos
Permanezca tierna y serena
Como las aguas de un torrente
Con el impulso de un manantial.
Que mi alma seca reverdece
Junto a tu espíritu noble
A tu abnegación profunda
A tu cosmos de serafín terrenal.
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