Por los bastones de mis pupilas
Entró como si fuese
Maratonista olímpico de Kenia
La imagen de ti
Y en mi cuerpo
Los pétalos que tenía encendidos
Se consumieron
En una llama sin fin.
Se trataba
Nada más y nada menos
Que de tu cuerpo
Dispuesto para mí.
Me perdí en la abundancia
De árboles de tu pecho
Y como una mariposa que se ahoga
En vino dulce de uvas
Me sumergí en la vastedad
De tu ser,
Fui audaz pelícano
Que se precipita
Al vacío
Un clavadista que se ata
De la roca del desvarío
Y salta hasta tus brazos
Protectores de mi extravío.
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