Cuando tus ojos color de miel
Irrumpieron en mi sórdida vida
Ya era,
Por mucho tiempo,
Un árbol doblemente desarraigado,
Una nube errante
Que vagaba sin aguas,
Era ola del mar delirante,
Que renegaba de la sal
De sus aguas,
Un iluso mendicante
Que rodaba
En busca de amoldar mis labios
A la nada.
Pero cuando mis labios se posaron
Como mariposas de luz
En la flor de tu cuerpo,
Entonces, y sólo entonces,
Comenzó a reverdecer en mi bosque
Ese árbol solitario
Que permanecía arruinado,
Y que se llama ilusión.
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