La soledad es un perro gigante
Con mandíbulas de fierro,
Que me asusta por las noches
Y me ladra en los sueños,
A cada dentellada que me lanza
Hiere sin contemplación
Mi reino,
Marchita mi calma,
Enceguece mis atalayas
Y entorpece los suspiros
Que me vienen con el alba,
Mis instintos crepitan
Como el carbón poseído
Por el fuego de la nada.
La soledad es un perro gigante
Con mandíbulas de fierro,
Cuando con sus ojos de delirio
Se cierne amenazante
Sobre mis campos tiernos,
Yo tiemblo entristecido
Como mortal poseído
Por los espíritus del infierno.
La soledad es un perro gigante
Con mandíbulas de fierro,
Y la carne que porto en mi cuerpo,
Y el espíritu que llevo en el alma
Son tan vulnerables
A las mordidas fatales
Que me asustan
Por las noches
Y me angustian
En mis sueños de derroche.
Yo quisiera verte llegar
Blandiendo
Cual cid campeador
Un látigo dominante,
Y una silla en tu mano
Cual circense amaestrador,
Para que domines
La letal agobiante soledad
Que oprime mi pecho
Como un caudal de inmensidad.
Ven por favor y domina
La inmensa soledad
Que vaga en mi interior,
Como si fuese lo mismo
Que un perro delirante
Que vaga en la madrugada,
Buscando víctimas insomnes
A quien lanzar sus dentelladas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario