Cuando se me enciendan los ojos
Por la locura de poseerte,
Huye despavorida de mi,
Porque los tiempos que he esperado
Para tenerte desnuda,
Han sido tantos
Que se me han acumulado
En mi interior
Como si fuesen monedas
En el pozo de la dicha
Y aunque he buscado
En todas las puertas de mi alma,
No he encontrado qué hacer
Con la descomunal montaña
De ganas reprimidas
Que tengo de besar
Cada poro, cada espora,
Cada cima, cada sima,
Cada curva y cada diámetro
Que forma tu cuerpo de escultura griega.
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