El más devastador ataque
Que se ha registrado en mi razón
Lo provocó tu risa
Al momento de tu partida
Y fueron tan estrepitosas
Tus sonoras carcajadas
Que la antigua catedral
Del centro de mi pecho
Se bamboleó como si fuese
Una espiga de arroz
Azotada por los vientos,
Y en las cavernas de mi razón
Retumbó el eco de ti
Y se imantó a mi espíritu
La más lúgubre sombra
De soledad
Porque barriste de un solo golpe
Mis escondidas trincheras
Y atravesaste autoritariamente
Por mis campos
Como si fueses un tornado
Que desgarra todo a su paso,
Dejando una desolación
Y un gigantesco muladar
En toda la amplia estructura
De mi ser,
Porque tú no me amaste
Sino que hiciste que te amara
Con una ilusión tan infantil
Que traspasaba los linderos
De lo absurdo,
Y fue el más devastador
De todos los ataques
Que se han registrado
En los anales de mi razón.
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