Déjame deslizar mis manos
Sobre tu gracioso cuerpo
De muñequita encarnada en mujer
Como si fuese una guitarrista
Que recorre acompasadamente
Desde la prima hasta la bordona
La guitarra de su propiedad.
Déjame acariciar levemente
En el más lontano infinito
De tu dorada piel,
Hazme convertir a tu doctrina
Y hazme ser un prisionero
De tu singular forma de ser
Porque al hacer esto conmigo
Para mí estará asegurado
El mejor de los paraísos,
Y no me dejes salir
De lo hondo de tu corazón
Por ninguna de las razones
Que con elocuencia te pueda dar,
Porque solamente estando loco
Por el placer de tenerte
Solamente para mí
Se me puede ocurrir partir.
Cerciórate al momento mismo
De acariciarte con parsimonia
De que mi espíritu está contigo
Porque si muero
En el éxtasis de poseerte
No me dejes partir de tu lado
Ni siquiera aunque esté portando
Un salvoconducto firmado
En el reino de los cielos.
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