Entre los placeres más exquisitos
De mi vida terrenal
Está el contemplar
Mi rostro en tus pupilas.
Porque cuando miro mi rostro en tus pupilas,
La ternura más pura
Que jamás he visto en mi existir,
En seguida se desatan en mi interior
Las fuerzas más estrepitosas
Que tengo desterradas
En las lejanas tierras de mi corazón.
Cuando miro mi rostro en tus pupilas
Me siento el hombre más indefenso
De toda la vasta existencia
Y es porque el placer de ver
El amor que se asoma
Como una esplendorosa emperatriz
En las limpias ventanas de tu alma,
Me arroba los frágiles sentidos
Y hace elevar mi espíritu
Más allá del más allá del séptimo cielo.
Cuando contemplo mi rostro en tus pupilas
Mi alma se vuelve tan frágil
Como un pétalo de una virginal flor
Y llego a desvanecer mis sentimientos
Y mis más sólidas insinuaciones
Delante de tu faz,
Quizás sea por el hermoso color café
Que tienen tus femeninos ojos
No lo sé,
Lo cierto es que sí sé
Que cuando miro mi rostro en tus pupilas
Me siento flotar por los aires
Como un gas etéreo
Sin forma preestablecida
Y sin peso específico
Y se torna mi ser el ser
Más vulnerable a la ternura
Que emana de esas limpias lámparas
Que son tus ojos color café.
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