Al momento de verte
Mi espíritu se equiparó
A un bufón de palacio
Que salta alrededor de su rey
Para divertirlo y alegrarlo
A un arlequín danzante
Lleno de euforia encantadora
O a un duende saltarín
De los de los cuentos de hadas
Y empezó mi vida a girar
En torno a la esbeltez
De tus hombros femeninos
Y mi alma quedó prendida
De la dulzura magna
Que destilaban tus ojos
Y al declararte que te amaba
Se dibujó en mis pupilas
La silueta delgada
De tu cuerpo hermoso
Y erguido como una espiga
De caña de azúcar.
A menudo me recuerdo
De ese tiempo añorado
Y en mi cuerpo se desbordan
Los embalses que contienen
Mi más encendida pasión.
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