Déjame extender mis manos
Desde el oriente lejano
Hasta el occidente
Para que te estrelles
En todo lo ancho y vasto
De mi cuerpo
Y así poder con ternura
Abrazarme a tu cuerpo
Como si fuese mi ser
Un musgo humedecido
Adherido a la húmeda roca
Déjame descorrer mi piel
Sobre lo ancho y largo
De tu cuerpo esbelto
Para penetrar en los huecos
De tu corazón de mujer
Y llenar tu interior entero
Con mis caricias trasnochadas
Hasta que caigas vencida
Ante la magna dulzura
De mi voz
Entonces haré de ti
La mas feliz y dichosa
De las paganas diosas
Cuando cuelgue en las paredes
De tu humano corazón
Las mas caras obras de arte
Que haya labrado con mi boca
Al recorrer tu cuerpo
De fruta prohibida y primaveral.
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