Como un niño empedernido
Me asomé
A la ventana de tu cuerpo
Y lo que pude observar
Con mis estupefactos ojos
Me dejó tan estático
Como el musgo que cuelga
Adherido a la pared
Como un enfant terrible
Me asomé
Al precipicio de tus pecho
Y percibí con mi espíritu
La altiplanicie intramontana
De tus senos de mujer
Y me deleité a lo sumo
Con el panorama
Que tenía tu cuerpo
Por eso fue que deseé
Apoderarme por entero
De tus colinas y montañas
Como un menino entrometido
Me asomé
Por la claraboya de tus ojos
Y lo que sentí
Mi hizo adormecerme
Desde mis brazos y mis piernas
Hasta todo mi pecho
Y quedé como un zombi
Postrado ante la magnitud
Del enorme placer
De contemplarte desnuda.
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