A la velocidad constante
Con que te amaba
No era posible que me estrellase
Con otra cosa
Que no fuera la nada,
Y no es porque mi pie
El carro de mi cuerpo
Acelerara,
Sino porque la indiferencia
Tan tremenda de tu alma,
De una pizca de tiempo
No me dedicaba nada.
Pero los tiempos pasan
Y hoy
Que ya están restablecidos
Los colores de mi aura,
Que las autopistas de mi vida
Están abiertas a la gracia,
Que corren como monedas legales
Mis boletos a la esperanza,
Me río de ti
Con tremendas carcajadas
Porque la desmedida dulzura
Que posee mi lengua
Debajo de sí
Por ti ya jamás
Podrá ser alcanzada.
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