Quiero dejar bien claro
Que si sufro un infarto al miocardio
Se debe a que tus dulces manos
Tan ágiles como las de Sathya Sai Baba
Han hecho de mi razón
Un montón de chatarra en ruinas,
Han dejado una desproporción
De cosas absurdas que me flotan
Ingrávidas en lo interior.
Tus manos desencadenan en mi profundo,
Esta portentosa catarata de luces
Que me fluye por las venas,
Y que me engorda el corazón,
Son tus dedos los responsables
De que mi pecho insaciable
Lograse salir invicto
Del claustrofobizante limbo
En donde me ataba
La soledad agobiante,
El desesperante dolor.
Quiero encender en mi pecho
Un asombroso faro celeste
Que ilumine las zonas abisales
E inermes
De mi espíritu ahogado en temor.
Preciso que tus manos
Poseídas del candor de tu estrella
Alumbren mi espíritu magro
Que camina tras tu huella,
Y si muero por el placer
De sentir tus manos navegando
Por lo más recóndito de mis neuronas,
En la gloria el recuerdo de tus manos
Será mi perenne corona.
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