Cómo negar que eres divina
Si una estela de luz blanca
Rodea tu cuerpo frágil de mujer.
Cómo negar que eres angelical
Si a mi entenebrecido parecer
No existe nada superior
Que pueda conmocionar la opinión pública,
Como lo pueden hacer tus labios,
Entre los cuales se encuentra
El secreto de la panacea universal.
Cómo negar que eres suprema
Si el misticismo de tu romántica voz
Me atrae y seduce alocadamente.
Siempre se me dulcifica el alma
Cuando recuerdo tu radiante rostro,
Y no puedo negar tus virtudes
De mujer atractiva y encantadora.
Me he dado cuenta de tu divinidad
Y desde entonces me consagro a tu devoción,
Y me he convertido en Priscíleo,
Porque a ti es a quien amo,
Por ti mi vida tiene existencia,
Y a ti es la única a quien adoro.
Porque eres como santa inmaculada
O como virgen aparecida,
Llena de virtud angelical.
Creo en ti, y fielmente te seguiré,
Y a capa y espada defenderé esta fe,
Porque pienso que te mereces
Algo superior a un templo,
Como el que tiene en su honor
Una tal Diana de Éfeso.
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