El eslabón infinito que trazas
Cuando lanzas tus pisadas
Al caminar,
Me hace sentirme como si fuese
Un sórdido camaleón
Que tiene que husmear
Tus etéreas pisadas
Tu incansable caminar.
Quizás debo mover mi pie
En sentido contrario
A las manecillas del reloj
Y como un sonar explorar
Para ver si puedo encontrar
Tu ser
En el sentido correcto de mi corazón.
Quizás debo buscar
Contra el viento
Y de frente al sol
Y como un sabueso hallar
El rastro húmedo de tu pasión.
En cuanto al girar de cabezas
Que provocas al caminar
Por las pasarelas de mi ilusión,
Me hace sentirme como si fuese
Un sórdido camaleón
Que tiene que olfatear
Tus etéreas pisadas
Tu incansable caminar.
Un relámpago en la colina de enfrente ~ Un trueno en la colina de atrás ~ entre las dos ~una piedra muda. - Ko Un
20000331
2028 Si sufro un infarto al miocardio
Quiero dejar bien claro
Que si sufro un infarto al miocardio
Se debe a que tus dulces manos
Tan ágiles como las de Sathya Sai Baba
Han hecho de mi razón
Un montón de chatarra en ruinas,
Han dejado una desproporción
De cosas absurdas que me flotan
Ingrávidas en lo interior.
Tus manos desencadenan en mi profundo,
Esta portentosa catarata de luces
Que me fluye por las venas,
Y que me engorda el corazón,
Son tus dedos los responsables
De que mi pecho insaciable
Lograse salir invicto
Del claustrofobizante limbo
En donde me ataba
La soledad agobiante,
El desesperante dolor.
Quiero encender en mi pecho
Un asombroso faro celeste
Que ilumine las zonas abisales
E inermes
De mi espíritu ahogado en temor.
Preciso que tus manos
Poseídas del candor de tu estrella
Alumbren mi espíritu magro
Que camina tras tu huella,
Y si muero por el placer
De sentir tus manos navegando
Por lo más recóndito de mis neuronas,
En la gloria el recuerdo de tus manos
Será mi perenne corona.
Que si sufro un infarto al miocardio
Se debe a que tus dulces manos
Tan ágiles como las de Sathya Sai Baba
Han hecho de mi razón
Un montón de chatarra en ruinas,
Han dejado una desproporción
De cosas absurdas que me flotan
Ingrávidas en lo interior.
Tus manos desencadenan en mi profundo,
Esta portentosa catarata de luces
Que me fluye por las venas,
Y que me engorda el corazón,
Son tus dedos los responsables
De que mi pecho insaciable
Lograse salir invicto
Del claustrofobizante limbo
En donde me ataba
La soledad agobiante,
El desesperante dolor.
Quiero encender en mi pecho
Un asombroso faro celeste
Que ilumine las zonas abisales
E inermes
De mi espíritu ahogado en temor.
Preciso que tus manos
Poseídas del candor de tu estrella
Alumbren mi espíritu magro
Que camina tras tu huella,
Y si muero por el placer
De sentir tus manos navegando
Por lo más recóndito de mis neuronas,
En la gloria el recuerdo de tus manos
Será mi perenne corona.
2027 Ao pé da árvore da dor
Após de você
Tenho-me amolecido
Numa mistura
De tristeza e lágrimas.
Eu tenho ouvido
Que o renque do meu coração
Tem deixado de bater
Como tinha batido
Desde o tempo no que o amor
Morava no meu canto
Ao pé da árvore da dor.
Tenho-me amolecido
Numa mistura
De tristeza e lágrimas.
Eu tenho ouvido
Que o renque do meu coração
Tem deixado de bater
Como tinha batido
Desde o tempo no que o amor
Morava no meu canto
Ao pé da árvore da dor.
2026 Me felicito a mí mismo
Me felicito a mí mismo
Por haber tomado la decisión
De montar el carro
De carne y fuego
De tu cuerpo.
Me felicito a mí mismo
Por haber atacado
La guarnición
De besos y caricias
Que guardabas en tu interior.
Fui despiadado vikingo
Que supo bogar
Cuesta abajo
En tu mar.
Es la hora de confesarte
Entre susurros
Como era de suponerse,
Que contigo me sentí
Como si fuese Arjuna
En los campos de batalla
En Kurukshetra,
Me sentí ser el profeta
Elías cuando su espíritu
Era raptado
A la ribera del Jordán.
Porque para mí el encontrarte
No era un sueño,
Ultrapasaba mis fronteras
De delirio,
Y cuando te encontré,
En lo interno de mi alma
Se reveló un universo
Como si fuese por arte
De magia.
Hubo una horda de soles
Y de lunas,
Hubo varias némesis y centellas,
Enanas blancas y de estrellas
Hubo un mar
Que desbordado me llenaba
Desde la punta de mis pies
Hasta la coronilla de mi cabeza.
Por haber tomado la decisión
De montar el carro
De carne y fuego
De tu cuerpo.
Me felicito a mí mismo
Por haber atacado
La guarnición
De besos y caricias
Que guardabas en tu interior.
Fui despiadado vikingo
Que supo bogar
Cuesta abajo
En tu mar.
Es la hora de confesarte
Entre susurros
Como era de suponerse,
Que contigo me sentí
Como si fuese Arjuna
En los campos de batalla
En Kurukshetra,
Me sentí ser el profeta
Elías cuando su espíritu
Era raptado
A la ribera del Jordán.
Porque para mí el encontrarte
No era un sueño,
Ultrapasaba mis fronteras
De delirio,
Y cuando te encontré,
En lo interno de mi alma
Se reveló un universo
Como si fuese por arte
De magia.
Hubo una horda de soles
Y de lunas,
Hubo varias némesis y centellas,
Enanas blancas y de estrellas
Hubo un mar
Que desbordado me llenaba
Desde la punta de mis pies
Hasta la coronilla de mi cabeza.
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