Por dentro
Siento el eco
De lo que sucederá,
La expectación,
El labio antedispuesto.
Y lo que quiero es que
Cuando digas mi nombre,
El cielo y la tierra
Se devoren mutuamente,
Como la escena
Del uróboros.
Luego del apocalipsis,
Concluida la pelea
Del Kurukshetra,
Al final
De la batalla final,
Después del Ragnarok,
Reiniciemos
La instauración
De nuestra secretísima
Y resplandeciente
Nueva Jerusalén.
Y que digan que tú y yo,
Arcángeles errantes,
Fuimos peregrinos
Transeúntes,
Que audaces,
Se atrevieron a amar.
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