Yo tenía una flor marchita
Que al instante de tu mirada
En mis adentros reverdeció.
Tus dedos de marfil y ébano
Me señalaron
Y en mi pecho
Percute alocado
Un tambor.
Empecé a sentirme blando
Desde la corona de mi cabeza
Hasta la planta de mis pies,
Y ya ves,
Mi corola, al hacer
Consciencia de tu pistilo,
En un frenético estallido
Floreció.