La emoción me hizo invocar
El silencio del misterio,
Esa tarde yo estaba errante
Y ululando al borde de fracasar.
Tus caricias llegaron en jauría
Y cedí los pestillos de mi anhelo,
Ya lanzaba con desespero
Mis botellas vacías a la mar.
Esa tarde estaba lleno
De desconsuelo mi mirar.
Yo te devoré con los ojos
Y tú entregaste tu pecho
Bordado de azahar.
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