Yo no estuve en la tragedia de Pompeya
Ni cuando destruyeron los barcos
De Cristóbal Colón,
Yo no vi la hecatombe de Hiroshima
Ni vi el Titanic hundirse
Con asombro y pavor.
Pero sí he vivido,
En mi propia carne
Portadora de dolor,
El momento cruel
En que de mi vida te fuiste,
Dejando vacío y flaco
Mi corazón.
Macilenta se estremecía mi alma
Como rama muerta
Mecida al viento
Sin ímpetus ni aliento,
Como los sueños de un beduino
Al borde de un oasis
Y sin embargo sediento.
No lloré sobre las murallas
De la lejanísima Troya,
Ni he golpeado mi cabeza
En el muro de las lamentaciones.
No prorrumpí en endechas
Al borde de los ríos de Babilonia,
Pero si he sentido
En mi propia carne
Portadora de dolor,
El momento cruel
En que de mi vida te fuiste
Dejando vacío y flaco
Mi corazón.