Cuando el impulso de tu brazo
Se canse como por instinto
De llamar.
Y la pulsión de tu pecho
Se hastíe de buscarme
Sin nada que sentir.
Y mis puertas estén abiertas
Pero se te haya prohibido
Al país de mis besos
Volver a entrar.
Tú que estuviste dentro
Por tantas lunas
Regodeándote en mi centro
Como la reina Vasti
En su palacio imperial.
El tsunami de tristeza
Se hundirá en tus ojos
Rebosando tus cuencas
Con agua marina
Sabor a sal.
Te sobrevendrá
De un solo golpe
La tristeza antigua
Que vive en la puerta
Contigua al dolor.
Mis puertas estarán abiertas
Pero se te habrá prohibido
Al país de mis besos
Volver a entrar.
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